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Yo Consciencia es un proyecto que siempre ocupó nuestro corazón. Desde el mismo momento en que comenzamos nuestros caminos de consciencia sentimos que nuestro mejor legado era el poder transmitir todas aquellas cosas que despertaran nuestra consciencia a cuantas personas pudiéramos y de esta forma propagar esta forma de entender nuestras vidas a la mayor cantidad de personas posible.

Cuando comenzamos este camino nos percatamos que muchas de las cosas que uno dice poseer en su vida son tan solo eso: cosas. Lo mismo puede llegar a suceder con los títulos, diplomas, o incluso participaciones en diferentes capacitaciones, seminarios, formaciones, etc. Porque en definitiva, lo único que importa en todo caso es lo que queda en tu alma, lo que te acerca más hacia tu consciencia de ti mismo. Cada experiencia, cada camino elegido, cada destello de luz que un otro, que siempre nos viene a reflejar como un espejo y a quien desde los caminos de consciencia tomamos como a un maestro en nuestras vidas, nos ayuda a conectarnos con nosotros mismos, a conocernos, a lograr esa consciencia profunda del “YO SOY”.

Siendo este un camino de consciencia y donde nos invitamos a trabajar en la consciencia de nosotros mismos, sería importante entonces emprender la dificil misión de transmitir ese “YO SOY” que parte desde muy dentro de nuestras almas en simples e imperfectas líneas de texto.

Pasamos a presentarnos entonces:

EDUARDO ENRIQUE FABBRI:

Me llaman Eduardo Enrique Fabbri y he nacido a este mundo el día 5 de Septiembre de 1962. Tuve una infancia aparentemente feliz en lo exterior, en la que mi alma vino a aprender varias distorsiones y que provocaron un diagnóstico de Celiaquía a temprana edad que luego se revirtió en mi pre adolescencia cuando yo pude auto decretarme sano a mi mismo. Soy hijo de padres argentinos pero con ancestros Italianos, Españoles e Ingleses y cargo en mi transgeneracional con historias variadas que he ido trabajando a lo largo de mi camino y que continúo trabajando aún hoy buscando siempre mi sanación.

Durante toda mi vida estudié y me dediqué a las ciencias exactas como la electrónica, y la informática. Siempre me apasionó la lógica y me considero una persona agnóstica que le gusta entender para creer. Con un predominio mental siempre busqué la forma de comprobar aquellas cosas que la vida me presentaba delante. Trabajé buena parte de mi vida en empresas de primera línea como Hewlett Packard e IBM que no solo dieron lugar a mis capacidades lógicas sino que fomentaron muchas otras habilidades que hoy en día agradezco para mi vida personal. Como gran parte de los argentinos también viví muchas crisis y en su momento sufrí a cada una de ellas. Hoy en día comprendo y agradezco lo que cada una de ellas vino a enseñarme de mi propio ser. También siento que aprendí a conocerme a mi mismo y a mi propia esencia durante mi relación con mi ex mujer a quien agradezco por lo que me mostró de mi mismo y de mis sombras.

Aproximadamente a mis 40 años mi vida cambió casi en conjunto con la muerte de mi padre en una serie de eventos sincrónicos que me llevaron a replantearme cómo miraba la vida y qué hacía con mi tiempo y mi energía. Es un instante de mi vida que hoy en día agradezco desde la visión que me permitió salir de mi zona de confort (esa zona de acostumbramiento a lo que estamos haciendo – no necesariamente confortable – de la que nos cuesta salir).

Hace unos pocos años hubo otro nuevo temblor en mi vida que sacudió nuevamente los cimientos. Otra crisis que me llevó a replantear tan profundamente la forma de analizar la vida y provocó un vuelco de timón radical y me enfrentó a mi mismo. Me encontré observándome a mi mismo cuestionándome las pautas sociales aprendidas de mi clan familiar y dándome cuenta que necesitaba un cambio tan profundo y radical que cuestione mi forma de razonar las cosas, mis objetivos, mis convicciones, pero por sobre todas las cosas mi forma de entender el mundo.

Comencé a comprender gracias a Victoria, mi actual mujer, las maravillas de este camino de consciencia. Todo mi ser fue gradualmente viendo cómo todas las cosas en la vida tienen su lógica. Fue como un resplandor de luz que iluminó todas las cosas que habían sucedido en mi vida hasta ese momento. Le empecé a encontrar la lógica a cosas que antes me parecían casuales o incluso “castigos del destino”. Mi alma y todo mi ser se fue iluminando a medida que mi mente racional se sorprendía cuando la matemática y lógica podía reconocer a cada momento con las “coincidencias” (sincronicidades) de mi propia vida. Desde la numerología, el manejo de las fechas de los árboles genealogicos, la lógica de nuestra mente consciente, la lógica de la evolución biológica… todo iba cobrando sentido.

Me lancé con pasión a este camino de consciencia con avidez de entender cómo manejar las herramientas del inconsciente que hasta ahora eran puras teorías en mi. Mis primeras influencias fueron con aprendizajes de Programación NeuroLinguistica (PNL) de mano de los hermanos Daniel Cooperman, Fernando Cooperman y Daniel Oil y casi de inmediato me sumergí en el maravilloso camino de Humano Puente que continuó iluminando mi ser y completó una visión más integral de todo lo que me rodea.

El ritmo incial quizás se calmó un poco en lo externo, aunque continúo aprendiendo de diferentes fuentes y maestros. Pero lo que más me enseña a cada momento es la hermosa y perfecta energía que se produce en cada sesión con cada consultante. Mis mejores maestros están allí, en cada confirmación de que este es el camino, en cada desafío que me lleva a comprender que la realidad es la creación de nuestro ser, nuestra propia experiencia reflejada en “otros” que están allí para que juntos despertemos esa consciencia.

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